Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!

IMG_2287Hace mucho tiempo que no escribo en este blog. ¡Me da tanta pena porque me gustaría poder escribir algo todos los días! La realidad es que Dios nos da misericordias nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:23) y es hermoso poder hablar de las obras de Dios (Salmo 89:1).

Últimamente, Dios me ha estado ministrando a través de Filipenses 4:4-7 que dice,

Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!  Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.

Creo que muchas veces tomamos estos cuatro versículos y los usamos unos aislados de los otros. Nos acordamos del “Alégrense” cuando estamos tristes. Nos decimos que no “nos inquietemos por nada” y  que “oremos en todo momento” cuando tenemos una petición delante del Señor. Y nos recordamos de la “paz” del Señor cuando estamos en momentos de decisiones difíciles para darnos aliento. Y aunque en todas estas ocasiones, estamos usando los versículos correctamente, creo que podemos encontrar un pasaje más poderoso cuando combinamos los cuatro versículos, tal como los escribió Pablo.

Primero, Pablo nos exhorta a alegrarnos. Recuerden que la carta de los Filipenses es conocida como la carta del gozo. Y lo más increíble es que Pablo la escribió cuando estuvo encarcelado. Así que si alguien conocía el gozo en medio de circunstancias difíciles, era Pablo. Después que nos exhorta a alegrarnos, nos dice que nuestra amabilidad sea evidente a todos. En otras palabras, que en medio de nuestras circunstancias podamos reflejar el gozo del Señor para ser testimonio vivo de Cristo. Esto lo sostiene cuando dice, “el Señor está cerca”. El Señor sí está cerca. Eso lo podemos ver al mirar los eventos de este mundo. Cada día estamos más cerca a la venida del Señor. Si tenemos presente que la venida de Cristo está cerca, ¿por qué afanarnos? Si tú supieras que Cristo viene mañana, ¿te preocuparías tanto por las circunstancias de la vida? Creo que Pablo pone cosas en perspectiva. Y por eso lo sostiene con, “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.” No nos afanemos porque Dios está cerca, presente, viene pronto, no me deja solo. Pero en medio de mi espera, puedo orar vehementemente mientras que le doy gracias a Dios independientemente de los resultados de mi oración. Y cuando oro de esta forma, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará de mi corazón y mis pensamientos. En otras palabras, ALEGRIA + ORACION + GRACIAS = PAZ. Y esa paz me acompañará hasta que venga Cristo…sea mañana, en un año o en 50 años. La promesa de que está cerca es tan verdadera hoy como lo será mañana. Por esa razón, ¡me regocijo!  ¡Amén!

Razonablemente feliz

photoLos otros días estaba con mi esposo en el carro y él me dice, “Te quiero leer algo que encontré tirado en el piso de la iglesia.” Yo le dije, “Dale”. Y él lee, “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia…” Yo interrumpo, “Ah sí. Yo he escuchado esa oración. Es más, ese papelito laminado lo hice yo para uno de mis jefes que se lo quería entregar a unas personas.” Y él me dice, “Espera. No he terminado.

Viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; tomando, como lo hizo Jesús, este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera; confiando que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente. Amén.

Después de escucharla, mi esposo me dice en un tono serio, “Creo que esto es para ti. ¿Cuál es la probabilidad de que en una iglesia tan grande yo encuentre este papelito laminado que tú misma hiciste?” Y después en tono burlón me dice, “Creo que lo necesitas.” Mi primer pensamiento fue, “que chistosito es este Mauricio,” ya que yo sé que mi ánimo estaba un poco de puntas y él lo que quería era darme aliento, de forma chistosa. Pero creo que tenía razón porque cuando la leí nuevamente hoy, las verdades que se encuentran en esa oración calaron hondo dentro de mí.

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia.” Hay circunstancias que no podemos controlar. Pero en vez de desesperarnos, es mejor pedirle a Dios que nos dé paz (Juan 14:27). Puede ser que estés pasando por una circunstancia difícil y lo que necesitas es valentía (2 Timoteo 1:7). Pídesela a Dios. Pero muchas veces no sabemos si debemos pedir serenidad o valentía, pues para eso es mejor pedir sabiduría (Santiago 1:5) para poder glorificar a Dios con la decisión que tomemos.

Viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez…Mateo 6:34 nos dice que debemos vivir un día a la vez, ya que cada día trae su propio afán. Si vivimos en el pasado o si vivimos en el futuro nos afanaremos por las cosas que no pudimos o no podremos controlar (Isaías 43:18). Mejor vivir el día de hoy, ya que Dios lo ha creado para nuestro deleite (Salmo 118:24).

“…aceptando las adversidades como un camino hacia la paz…” En Juan 14:27, Jesús le dijo a sus discípulos que él daba paz, no como la da el mundo. Así que no deberían angustiarse ni acobardarse. Como mencioné en el post pasado, Santiago 1:2-3 y Romanos 5:2-5 nos dicen que las adversidades producen constancia y fortalecen nuestra fe mientras que producen perseverancia, carácter y esperanza. La receta perfecta para encontrar la paz en Cristo.

“…tomando, como lo hizo Jesús, este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera…” Creo que muchas veces perdemos de perspectiva que hay un cielo. Disfrutamos de las bendiciones de Dios en esta tierra pero nos olvidamos de que somos extranjeros y peregrinos y que nuestra morada no está aquí. Debemos ver nuestra vida en esta tierra como la veía Jesús. Hacer la voluntad de Dios (Juan 4:34) mientras que anhelamos la llegada de Cristo (Apocalipsis 22:20).

“…confiando que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad…” Romanos 8:28 nos dice que para aquellos que aman a Dios, todas las cosas obran para bien. Es mejor someterse a la voluntad de Dios y recibir todo el bien que Dios promete que resistir su voluntad y no vivir bajo la seguridad de que Él usa todo para nuestro crecimiento.

“…de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente.” Esta parte me ministra. Que pueda ser “razonablemente feliz” en esta vida. En otras palabras, que no tenga mucho para no negarle y que no me dé poco para no blasfemarle. Sino que me dé el pan de cada día, en otras palabras, lo suficiente (Proverbios 30:7-9). Y que me ayude a anhelar estar con Él en el cielo, porque ahí  hay verdadera felicidad.

Espero que este post sea de ánimo para ti. Que encuentres serenidad, valor y sabiduría en Cristo. Que puedas vivir un día a la vez y que lo disfrutes. Que puedas aceptar las adversidades en tu vida y que permitas que produzcan paz en tu corazón. Que disfrutes las bendiciones que Dios te da en este mundo pero que no te aferres a ellas. Que confíes que Dios hará todo para tu bien. Y que puedas ser razonablemente feliz ahora hasta que seas increíblemente feliz cuando lo veas cara a cara en el cielo. Amén.

“¿Por qué no?”

IMG_4002“Pero, ¿por qué?” Esa es la pregunta favorita de los niños pequeños. Aunque no tengo niños, sé que esa es una pregunta clásica porque he cuidado varios niños en mi tiempo. Y me da gracia, porque cuando le contestas uno de sus “porqués”, después te preguntan el porqué del porqué. Aunque esto nos da gracia, creo que muestra la condición humana de que conforme vamos creciendo, los porqués infantiles de un niño se van tornando a unos porqués reclamadores de un adulto. En estas pasadas semanas esa ha sido la pregunta que más he pensado y hablado dado a mis circunstancias. Pasa algo y lo primero que pienso es “¿por qué?” Y aunque yo sé que a Dios no le molesta mis preguntas y sé que a él no le molestaría contestarme, entiendo que no siempre la pregunta puede ser, “¿por qué?”, sino, “¿por qué no?” ¿Por qué no soportar diversas pruebas? ¿Por qué no sufrir, padecer o esperar? Las pruebas, sufrimientos y la espera nos purifican y nos fortalecen en nuestro caminar cristiano. Y aunque quizás algunas de estas pruebas parecen injusticias causadas por otros hacia nosotros, son permitidas por Dios para crear carácter en nosotros o para mostrarnos áreas en donde posiblemente no confiamos en Él. Entonces, vuelvo a la pregunta, ¿por qué no? Santiago 1 dice que nos debemos considerar dichosos cuando tengamos que enfrentarnos a diversas pruebas ya que éstas producen constancia y fortalecen nuestra fe (Santiago 1:2-3). De igual manera, Romanos dice que nos regocijemos en nuestros sufrimientos porque estos producen perseverancia, carácter y esperanza (Romanos 5:2-5). Pero caramba, ¡es que nosotros somos tan buenos y tan lindos que no merecemos padecer! Pero a lo contrario, si Jesús sufrió, ¿por qué no yo también? La meta de Dios es hacernos más como Cristo, pues entonces para que preguntarnos ¿por qué esto o por qué aquello?, mejor es preguntarnos ¿Señor, por qué no; qué quieres producir en mí? Que Dios nos ayude a no impedir Su obrar; que nos purifique, limpie y libre de todo aquello que nos impide seguirle y adorarle en Espíritu y en verdad.

Antes de finalizar este post me gustaría incluir un pasaje de Hebreos 12:1-13. El pasaje habla de la disciplina del Señor. Y aunque posiblemente nuestros padecimientos no tienen que ver nada con algún pecado escondido, sino porque Dios está tratando de producir algo en nosotros, podemos encontrar aliento en estos versículos.

También noten que Hebreos 12:1 comienza con las palabras “por tanto.” Esto significa que este pensamiento está ligado al pasaje anterior. Y ¿cuál es el pasaje anterior? Hebreos 11 habla de las diversas pruebas que experimentaron diferentes hombres de la Biblia y de la forma que fueron consolados. Que esto fortalezca nuestra fe al ver que otros padecieron, pero corrieron la carrera y llegaron a la meta. Pues por esto, nosotros tenemos esperanza también.

Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre. Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirige: ‘Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo.’ Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. Después de todo, aunque nuestros padres humanos nos disciplinaban, los respetábamos. ¿No hemos de someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos? En efecto, nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad. Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella. Por tanto, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas. ‘Hagan sendas derechas para sus pies’, para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.

Puerto Rico se levanta

PR por la familiaMientras hacía mi devocional en este día, estuve leyendo Mateo 5:13-16. El texto dice, “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa.  Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.” La parte que más me llamó la atención es cuando Jesús nos dice que hagamos brillar la luz delante de todos para que ellos vean nuestras buenas obras. ¿Para qué debemos mostrar nuestras buenas obras? Para que ELLOS alaben al Padre que está en el cielo. Mientras meditaba en esto, me acordé de una manifestación cristiana que va a haber en Puerto Rico el 18 de febrero en defensa de los valores cristianos y de la familia. Varios grupos cristianos van a marchar frente al Capitolio de Puerto Rico para mostrar su oposición ante legislaciones que pretenden redefinir la familia. Este grupo ha tomado en serio lo que dice Mateo 5 de ser luz y sal en esta tierra. Por eso yo oro de que los esfuerzos de este grupo y que los esfuerzos de los varios pastores involucrados sean fructíferos. Ya se ve la oposición en los medios de comunicación que sacan noticias que dicen lo siguiente,

El grupo [la oposición] aprovechó la actividad para expresarse en contra de la manifestación “Puerto Rico se levanta” convocada para el lunes próximo en las escalinatas del lado norte del Capitolio. La actividad es organizada por diversos grupos religiosos que alegan proteger los valores cristianos y familiares.”

Tristemente la noticia dice que estos grupos religiosos “alegan” proteger los valores cristianos y familiares. Esta va a ser una gran lucha. Pero yo oro por varias cosas. Primeramente, oro por mis hermanos que están en Puerto Rico y que van a asistir a esta manifestación. Oro para que sean valientes ante la oposición. Oro para que muestren el amor de Dios al necesitado. Oro para que brinden consuelo al perdido. Y oro para que luchen por los valores cristianos y los valores de la familia. Oro para que sean la luz y la sal del mundo. Y que no se escondan ni se apaguen, sino que sean lámparas brillando sobre una colina. Y oro de que a través de esta manifestación, muchos vean sus buenas obras y alaben al Padre que está en el cielo.

 

Un justo

Hoy ha sido un día de mucha reflexión. Los resultados de las elecciones de este pasado 6 de noviembre fueron desalentadores. No es porque haya ganado el partido que no es de mi preferencia, yo no voto por colores ni por afiliaciones políticas. Prefiero votar por la moral y por los derechos de la familia. Sin embargo, me tomó por sorpresa los resultados, no sólo del Presidente de los Estados Unidos y el Gobernador de Puerto Rico, sino de ciertas enmiendas que se aprobaron en el estado de Maryland. Cuando miro estos resultados, mis ojos son abiertos nuevamente a la confianza de que Dios es soberano y que está al control de todos los partidos y de todos los gobernantes. Aunque para nosotros pareciera una derrota momentánea en asuntos de la familia, no hay nada que Dios no trabaje para el bien del cristiano (Rom 8:28). Sigamos orando por nuestros gobernantes para que algún día ellos lleguen a los pies de Cristo (1 Tim 2:1-3). Oremos por la iglesia para que continúe su misión de expandir las buenas nuevas de Cristo. Oremos para que el pueblo cristiano no se desaliente, sino que siga luchando por los derechos de la familia. Y oremos para que Dios regrese pronto por su pueblo (Apocalipsis 22:20). Antes de saber los resultados de las elecciones, una historia que pasaba por mi mente continuamente era la de Lot y Abraham, cuando Dios le dio la noticia a Abraham de que Sodoma y Gomorra serían destruidas. La pregunta de Abraham retumba en mi mente, “¿En verdad destruirás al justo junto con el impío?” La respuesta de Dios a Abraham fue que no destruiría a esa nación si quedaban diez justos en aquél lugar. Nosotros sabemos lo que eventualmente ocurrió en Sodoma y Gomorra. Fueron destruidos pero la misericordia estuvo sobre Lot y su familia (los justos por los cuales Abraham estaba abogando). Entonces, aplicando esto a nuestra realidad, la misma pregunta le hacía yo a Dios por nuestra nación. Habían tantos asuntos sobre la mesa que mi pregunta hacía Dios era, “¿En verdad destruirás al justo junto con el impío?” “¿Permitirás que se pase legislación que afecte a tu pueblo?” Pero sentí como si Dios me consolara con pensamientos de paz. Él conoce a los justos y cuida de ellos. Lo que Dios demanda de estos justos es que seamos fieles hasta el final. No será la primera ni última vez que nos encontraremos con legislaciones o gobernantes que atenten contra los valores cristianos. Personas como Daniel, Saúl, Elías, Juan el Bautista y los discípulos tuvieron que enfrentar gobernantes por diferentes asuntos que atentaban sobre los decretos de Dios. Pero nuestro llamado no es a preocuparnos ni desalentarnos por lo que hagan o deshagan estos gobernantes. Nuestra esperanza y recompensa se encuentran en Cristo. ¡Anímate cristiano! Como dijo el salmista, “Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan” (Salmo 37:25).

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¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?  El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito: «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!»Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios,ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes,ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. –Romanos 8:31-39

¡Votemos por la familia!

Este año fue la primera vez que voté en los Estados Unidos. Estoy muy contenta de haber nacido en una nación que me permite votar. Por esa razón, exhorto a todos los que puedan a que ejerzan su derecho al voto. Pero más que nada, que voten por los valores y la moral. Nuestras familias están siendo atacadas por muchos lados, así que no permitamos que otras personas definan lo que debe ser la familia. Oremos por nuestros líderes para que Dios los toque y se les revele de una manera especial.

Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos,  especialmente por los gobernantesy por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador.”
~1 Tim 2:1-3

 

¡Quejas, quejas, quejas!

Tengo que admitirlo. Últimamente la queja ha estado en mis labios. Me he quejado por las cosas más mínimas. Me he quejado por los pisos de mi apartamento, la alfombra fea y por la bañera que arduamente tengo que limpiar casi todos los días porque si no, ¡se ve mugrosa! Quejas, quejas, quejas. Pero a la misma vez, Dios ha sido muy misericordioso conmigo en este tiempo. Me ha estado enseñando que cuando yo me quejo de cualquier cosa, no sólo me estoy quejando de lo que tengo o lo que no tengo, si no que me estoy quejando de Dios. Así que no sólo me quejo ante Dios sino que me quejo de él. Cuando yo digo, “Estoy loca por cambiar de trabajo. No sé porque no he podido conseguir otra cosa,” en realidad la queja que estoy levantando es “¿Porqué me tienes en esta situación, Señor, y porqué no me complaces y me das lo que quiero?” Todo lo que nosotros decimos o pensamos refleja lo que nosotros decimos y pensamos de Dios. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la Biblia. Créanlo o no, Juan el Bautista, aunque fue un gran profeta, se quejó de Dios. Leemos en Juan 1 que Juan el Bautista fue el que anunciaba la venida de Cristo. Hasta le decía a los sacerdotes, fariseos y levitas que él no era digno de desatar las sandalias de Jesús (Juan 1:26-27). Y la Biblia nos cuenta que cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús, vio una paloma descender sobre él y escuchó la voz de Dios afirmando que ese era su hijo. Vamos a darle “fast forward” a la historia. Jesús comienza su ministerio y Juan cae preso bajo el reinado de Herodes. Un día Juan le envió unos mensajeros a Jesús para hacerle la pregunta siguiente, “¿Eres tú el que había de venir o esperaremos a otro?” (Lucas 7:20). ¿Pero porqué estaba Juan haciéndole esta pregunta? Él sabía que Jesús era el hijo de Dios. Predicó acerca de él y hasta escuchó del mismo Dios. Pero Juan estaba pasando por una crisis y no podía entender porque Jesús, sabiendo por lo que él estaba padeciendo, no lo había librado de la mano de Herodes. Entonces la pregunta, aunque parece sencilla, tiene un mensaje escondido. Juan estaba diciendo, “¿Jesús, si sabes que estoy padeciendo porque no me sacas de esto?” Era una queja directa a Dios. Pero es normal que el ser humano se queje. Y creo que para el cristiano a veces las quejas se agravan porque estamos bajo la impresión que el ser cristianos = bendiciones. Y sí, tenemos grandes bendiciones cuando somos cristianos, pero muchas de estas bendiciones son eternas y no temporales. No se reservan para esta tierra. Pero la vida de un cristiano debería ser caracterizada por el gozo, el amor y el agradecimiento. Yo pienso que muchas veces caminamos como si no tuviésemos esperanza. Ponemos nuestros ojos en la situación presente y consideramos por poco que hemos sido salvados, que hemos derrotado la muerte juntamente con Cristo y que nos espera una vida eterna en el cielo. Así que te exhorto a que la próxima vez que tu boca vaya a dar una queja, no olvides de quién en realidad te estás quejando. Cambia ese lamento por una alabanza. Cuando el enemigo quiera hacerte consciente de lo malo o lo que no tienes, proclama lo bueno que es Dios. ¡Anímate hermano cristiano!

Sólo dos cosas te pido

El nuevo CD de Sovereign Grace Music en español.

Las primeras interacciones de Mauricio, mi esposo, y yo fueron en un restaurante llamado La Tasca.  Mis amistades de la iglesia me invitaron a este lugar y para mi sorpresa me enteré de que Mauricio era músico y que tocaba música latina en varios restaurantes. A Mauricio le iba muy bien en la música. A él lo invitaban a programas radiales y de televisión, anunciaban su banda en el periódico y llegaron a invitarlo a abrir conciertos de cantantes reconocidos en el mundo hispano secular. A los ojos del mundo, Mauricio era una persona que iba en rumbo a la fama. Yo me acuerdo que en nuestra primera cita asolas, como amigos, yo le pregunté a Mauricio que a qué era lo que él aspiraba en cuanto a su futuro trabajo y qué se veía haciendo de aquí a un par de años. Su respuesta en ese entonces fue, “Yo quiero ser famoso y que mi música sea conocida por el mundo.” Pero lo que no sabía Mauricio en ese entonces  era que Dios tenía otros planes para él. Mauricio ya llevaba un tiempo en el evangelio pero sus aspiraciones eran centradas en sí mismo y no estaba tomando en cuenta como estas aspiraciones podrían afectar su vida espiritual. ¿Es malo querer ser reconocido, tener fama o tener dinero? Vamos a ver lo que dijo el rey más rico de la Biblia, Salomón.   “Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ‘¿Y quién es el Señor?’ Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios(Proverbios 30:7-9). Cuando Salomón se hizo rey, Dios le dijo que pidiera lo que quisiera  porque se lo iba a conceder. Salomón tuvo la oportunidad de pedir riquezas, un gran reino, gloria y hasta la vida de sus enemigos. Pero en vez de pedir todas estas cosas, Salomón pidió sabiduría. Por pedir esto, Dios le dijo que no solamente le daría sabiduría pero que le daría también “RIQUEZAS y GLORIA, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días (1 Reyes 3:13). Entonces vemos que para Dios lo más importante no es la fama, el dinero o el reconocimiento, sino un corazón limpio y puro que desee sobre todas las cosas conocer a Dios más, sin tener estas otras cosas que lo distraigan de Dios. Yo creo que todos, y me incluyo en esto, le pedimos a Dios que nos dé más y más y muchas veces no tomamos en cuenta lo que lo “mucho” puede causar en nuestra vida espiritual. Lo “mucho” resulta en que nos olvidemos de quién es Dios y lo vamos perdiendo de perspectiva. Lo interesante es que el mundo nos lleva a aspirar la fama, el dinero y el reconocimiento. Pero Dios quiere para nosotros todo lo contrario. Que Dios nos ayude a caminar en sencillez y en humildad, estimando como poco lo que este mundo nos quiere ofrecer.

¡Oh! Por si tienen alguna curiosidad de lo que pasó con la vida de Mauricio, ¡pues les puedo decir que Dios ha sido más que fiel con él y conmigo! Dios cambió la vida de Mauricio por completo. Después que Mauricio fue alejándose de la música secular y fue involucrándose en la música cristiana, tuvo muchas oportunidades para volver atrás. A él lo seguían llamando de diferentes lugares para que abriera conciertos y para que tocara en diferentes actividades, pero ya la aspiración de ser famoso se había tornado para que Dios fuese el famoso. Y hoy día, por la gracia y misericordia de Dios, Mauricio ha tenido el privilegio de componer canciones y de producir dos CDs que hablan de la gloria, majestad y gracia de Dios. Esto nos hace caernos de rodillas al reconocer que Dios no tiene que usarnos para su obra, pero se place en hacerlo.

Si deseas escuchar las canciones nuevas del nuevo CD producido por Sovereign Grace Music titulado, Eres Dios, puedes escucharlas aquí: http://sovereigngracemusic.org/Albums/Eres_Dios

Ingratitud

Pecados Respetables…ese es el título del libro que estoy leyendo en estos momentos. Antes de comprarlo, yo sabía que, como decimos en Puerto Rico, “me iba a caer agüita.” Para los que no entienden bien ese refrán, lo que significa es que lo que vas a escuchar, ¡te va a aplicar a ti! ¡Y así ha sido! Y eso… sólo voy por la mitad del libro, por el capítulo en Ingratitud. Para comenzar el capítulo, el autor menciona la historia en Lucas 17:11-19 que nos cuenta de los diez leprosos que tan pronto vieron a Jesús, le gritaron “¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros!” Jesús los mira y les dice que se presentaran a los sacerdotes (ya que los sacerdotes eran los que podían declarar a una persona limpia de la lepra). Y mientras iban de camino, fueron sanados de su lepra. Y de los diez, sólo uno regresó y se tiró a los pies de Jesús a darle las gracias. Jesús pregunta por los otros nueve, ya que ninguno había regresado para mostrar su gratitud. Entonces Jesús le dice a este samaritano que se levantara y se fuera porque su fe lo había sanado. Cuando yo leo esta historia en Lucas siempre pienso lo malagradecidos que fueron esos leprosos. ¿Cómo es posible que hayas tenido una enfermedad tan terrible e incurable, quedas sanado en un par de segundos, y no puedes dar gracias? Pero lo interesante es que nosotros somos como esos nueve leprosos en nuestro diario vivir. ¿Cuántas veces le damos gracias a Dios por su salvación? O, ¿cuántas veces le damos gracias a Dios por permitirnos levantarnos por la mañana, por proveernos comida, aliento, un carro o transportación, un trabajo, ropa, salud? Yo sé que yo he sido culpable de no darle gracias a Dios por ninguna de esas cosas. Es más, me quejo por lo que no tengo y si tengo algo no muestro mi agradecimiento como debería ser. Pero Dios me ha estado enseñando poco a poco que aunque todos somos como los nueve leprosos que no regresaron a dar gracias, podemos poner en práctica lo que hizo el único leproso que vino a dar gracias. Y eso es, que todos los días nos levantemos con la palabra “gracias” en nuestros labios. Creo que voy a terminar este post con una cita del autor. Creo que esto nos ayudará a ver como podemos tener un corazón de gratitud en un mundo que se caracteriza por la ingratitud.

 La mayoría de las personas que leen este libro reconocen que todo lo que tienen proviene de Dios, ¿pero cuán a menudo damos un alto para darle gracias a Él? Al final de un día laboral en tu profesión  o trabajo, ¿tomas el tiempo para decir, “Gracias, Padre Celestial, por darme la destreza, habilidad, y salud para hacer mi trabajo en el día de hoy”? ¿Alguna vez, físicamente o mentalmente, vas por tu casa, mirando tus muebles e otros artículos de decoración y dices a Dios, “Todo en la casa y la comida en la alacena y el carro (o carros) en el camino de entrada son regalos Tuyos. Gracias por tu provisión gratuita y generosa.” Y si todavía eres un estudiante, ¿alguna vez le das gracias a Dios por la habilidad intelectual y provisión financiera que te permite prepararte para tu vocación futura? Cuando das gracias a la hora de comer, ¿es rutinaria o superficial, o es una expresión de corazón tu gratitud a Dios por Su provisión continua en todas tus necesidades físicas?

¡Ayúdanos Señor a ser agradecidos y caer rendidos a tus pies ante todas las bendiciones que nos has dado!

“Como hijos de un Dios soberano, nunca somos víctimas de nuestras circunstancias.”  Charles Stanley

Esta cita está pegada a una pizarrita que tengo en el trabajo. Y tengo que decir que en el día de hoy el leer y releer esta cita me ha ayudado a enfocarme más en Dios que en mis circunstancias. En estos últimos meses Mauricio, mi esposo, y yo hemos estado esperando en el Señor para que confirme ciertos anhelos que tenemos. Muchas de esas oraciones han sido contestadas con un “no,” dejándonos con una pregunta- “¿Qué hacemos ahora?” Mi batalla ha sido entre lo que mi mente sabe acerca de Dios y mis emociones. Las dos no se alinean en estos momentos. Me repito constantemente que Dios es bueno, bueno, bueno a pesar de mis circunstancias. Pero mis emociones se desesperan porque no veo alternativas a las diferentes oraciones que parecen haber resultado en “no” o “no es el momento.” La batalla ha sido fuerte y yo creo que una de las cosas más difíciles es controlar y renovar las emociones que te desesperan por verdades de lo bueno que es Dios. Creo que dentro de mi desesperación Dios me quería consolar con la historia de Job. Aunque nosotros sabemos por qué Job sufrió, él nunca se enteró. Lo único que sabe es que en un momento era rico y en otro momento lo perdió todo de una vez…y hasta su cuerpo se cubrió de llagas. Job también tuvo sus momentos de debilidad donde no entendía porque Dios estaba permitiendo tantas calamidades. Si Job se hubiese dejado llevar por sus emociones lo más probable le hubiese hecho caso a su esposa y hubiese maldecido a Dios. Pero Job tenía un entendimiento de que Dios es bueno y soberano. ¡Y por eso es bendito! Le pido a Dios que me ayude a mantenerme firme y adelante, revistiéndome de la armadura de Dios para poder batallar mis pensamientos y emociones que me quieren decir que Dios no es bueno. Porque Dios sí es bueno. Alma mía alaba a Jehová, no te olvides de sus beneficios, acuérdate de dónde te sacó (Salmo 103).